sábado, febrero 18, 2006



Walter Benjamin en su Tesis en la Filosofía de La Historia describe la obra de Paul Klee, Angelus Novus, como "...un ángel que parece como si estuviese a punto de alejarse de algo que le tiene pasmado. Sus ojos están desmesuradamente abiertos..." etc.(1)
Texto bien conocido y publicado, pero que forzadamente devela una perspectiva rómantica equívoca, dado que pudiere subyacer un interés posiblemete lucrativo, toda vez que el mismo Benjamin es propietario de esa pintura.

Esta perspectiva romántica que parece contaminar la interpretación de Benjamin contradice el término acuñado por Platón de "anámnesis" y con esto, todo el materialismo filosófico que plantea " el saber como un recordar o como dialogo del alma consigo misma". Este movimiento racionalista incorpora además un sentido epicúreo, correlativo al término de "prólepsis" y que traducimos como "anticipación, proyecto, programa, plan".

La anámnesis nos remite a la presencia de formas o modelos ya realizados o pretéritos ( fenomenología de la aprehensión) y en medida que sólo a partir de ellos podemos entender la constitución de la "prólepsis", que obliga a concebir el futuro como pro-yectado, como lo que se desea o se opta, diferente de lo que ha sido, pero previniendo y anticipando y no tanto como un acto creador de una fantasía mito-poiética que en su fracazo de realización se transforma en una utopía.

En tanto, gracias al planteamiento clásico aristotélico, la poética de las ruinas por un efecto de anámnesis, anticipan el futuro y se produce la prólepsis.

Esto lo comprobamos en el efecto de las ruinas en Stonehenge - Inglaterra, el Foro Romano, en Berlín para la Gedächnis Kirche, en centroamérica Tikal, Teotihuacán, en Egipto, etc.

Por lo que se hace necesario corregir a manera de proposición como sería una pintura en la que se intuyera (hermenéuticamente) una tésis sobre la Filosofía de la Historia:

Según el materialismo filosófico el paraíso está en el futuro (según Otto "los estados positivos preceden a los negativos"), las decisiones del presente se transforman en ruinas, como lo edificado cuando cambian las circunstancias climáticas, dejan de ser operantes, pero esto difiere de la concepción de que el pasado sea catastrófico, sino que las ruinas son huellas que nos muestran por lo que pasamos y nos recuerdan hacia donde vamos.

Entonces el angel, que es nuestra moralidad y ética, en resumen nuestra virtud, "juega" entre las ruinas (o las decisiones nefastas o inoperantes en el tiempo), con la confianza (como la de los niños que juegan a las escondidas), no exenta de angustia por el presente (de ser sorprendido por el bien y el mal, o que las ruinas no sean lo suficientemente sólidas o grandes ), de que "sabe o pre-siente" muy bien que es lo que busca o pretende lograr y conseguir, (que no es otra cosa que el paraíso o el bienestar supremo).

(1) http://www.comlink.de/cl-hh/m.blumentritt/benjamin.htm